Pero se aclara que esta “cercanía” es una cuestión de perspectiva ya que en realidad los dos planetas están separados por cientos de millones de kilómetros.
La NASA explica que esta alineación cercana aparecerá con solo una décima de grado de distancia y dura unos pocos días.
“El día 21, parecerán tan cerca que un dedo meñique con el brazo extendido cubrirá fácilmente ambos planetas en el cielo. Los planetas serán fáciles de ver a simple vista mirando hacia el suroeste justo después del atardecer”, aclaró la agencia espacial estadounidense.
Desde nuestro punto de observación en la Tierra, los gigantes gaseosos aparecerán muy juntos entre ellos, pero estarán separados por cientos de millones de kilómetros en el espacio. Y mientras que la conjunción ocurre el mismo día que el solsticio de invierno, esto es simplemente una coincidencia, basada en las órbitas de los planetas y la inclinación de la Tierra.
“La fecha de la conjunción está determinada por las posiciones deJúpiter,Saturnoy la Tierra en sus trayectorias alrededor del Sol, mientras que la fecha del solsticio está determinada por la inclinación del eje de la Tierra. El solsticio es la noche más larga del año, por lo que esta rara coincidencia le dará a la gente una gran oportunidad de salir y ver el sistema solar.”
Una hora después del atardecer, se podrán ver los planetas
Tradicionalmente se la llama “lla gran conjunción" porque para los antiguos observadores del cielo, estos eran los dos planetas de movimiento más lento en el cielo. Júpiter tarda casi 12 años en describir un círculo completo en los cielos, pasando un año visitando cada signo zodiacal en el cielo, mientras que Saturno tarda 29,5 años en hacer un viaje completo alrededor del Sol. Debido a su respectivo movimiento lento, una conjunción o, para los antiguos, una “reunión en la cumbre celestial”, era bastante inusual.
La última vez que estos dos planetas aparecieron tan cerca fue el 16 de julio de 1623, cuando estaban separados por solo 5 minutos de arco.
Sin embargo, hay una advertencia para aquellos que viven en latitudes templadas, como Nueva York, París o Tokio, donde los dos planetas no eran visibles debido a su proximidad al resplandor del Sol y la baja altitud sobre el horizonte.